SEVILLA LE HIZO EL PARE AL BARCELONA


Los jugadores del Sevilla salieron con órdenes de esperar a su rival en el centro del campo y adelantar la defensa. El resultado fue el esperado por Marcelino. La reducción de espacios a la mínima potencia y un Barza mucho más previsible de lo habitual. La buena presión sobre los pasadores azulgrana colaboró a que no encontraran espacios a la espalda de su defensa.

Buena labor debieron hacer los sevillistas porque Guardiola cambió de dibujo a los pocos minutos de partido. Hace ya tiempo que los sistemas del Barcelona han dejado de poder ser explicados con números y han pasado a convertirse en auténticos jeroglíficos. Los tres defensas iniciales pasaron  a ser cuatro, con la presencia de Adriano en el lateral izquierdo, después de empezar el choque como extremo derecho. De justicia es decir que cumplió con creces en ambas posiciones.

El problema para el Sevilla es que la calidad del Barza le alcanza para crear peligro por sí sola, por muy buena labor que ejerzan sus jugadores. Y fue allí donde sobresalió la figura de un infranqueable Varas, que desbarató tres goles en la primera mitad que ya se habían empezado a celebrar en las gradas. Iniesta, Villa y Messi sufrieron los reflejos del excelente portero andaluz, que continuó con su recital en la segunda mitad.

También presume de guardameta el Barcelona. La norma en los partidos de los azulgrana es que los rivales apenas lleguen un par de veces a su área, pero cuando lo hacen el peligro suele ser extremo. Y es en esas situaciones cuando Víctor Valdés demuestra cada semana que no existe en el mundo mejor portero para el Barça que él. El balón que le sacó a mano cambiada a Navas es para enmarcar.

Si los rivales del Barza llegan poco al área de Valdés también es por la excelente labor en la recuperación de los hombres de Guardiola. En ese tipo de trabajos, Mascherano se ha convertido en una referencia, como bien pudo certificar el Sevilla, al que el argentino cortó tres o cuatro balones de inmenso peligro. Viendo al «Jefecito» en este Barcelona, uno se pregunta por qué ha estado tantos años en el centro del campo si es un central excelso.

El partido tuvo mucho menos brillo que todos los que había disputado hasta el momento el Barcelona en su campo, y, ni siquiera el descanso, sirvió para que Guardiola encontrara una fórmula para romper el inteligente planteamiento de Marcelino. Varas cogía las riendas cuando esto sucedía, para desesperación de los atacantes azulgrana. Y si no estaba el portero, estaba el larguero, que rechazó una vaselina de Iniesta. Los minutos se consumían y al Barça sólo le quedaba encomendarse a Messi, que falló un penalti en el descuento, el primero señalado a los azulgrana en esta Liga y que desencadenó una tangana vergonzosa

EFE

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