Advertido de la “escapada”, el DT envió al cuerpo médico a realizarle una prueba y así tener evidencias de la falta. Confirmado el diagnóstico, el colombiano ordenó a un asistente que le haga saber su decisión. “Hasta acá nomás, vaya a su casa. No habrá una oportunidad más”, fue el mensaje.
Para ser futbolista hay que amar el fútbol. Pero, a veces, ese amor que empieza como un sueño, termina en pesadilla. Eso pasa cuando eres soberbio, cuando no te concentras e incumples las reglas del buen profesional y tomas y fumas como si esto fuera heroico. Entonces, no amas el fútbol y el fútbol no tiene por qué amarte.
Por eso, el fútbol nuevamente le dijo adiós a Reimond Manco con la peor de las cachetadas. La que él mismo se aplicó. El que alguna vez fue “Jotita” le puso un paréntesis enorme a su carrera. ¿Se retiró? No, pero a los 21 años lo volvieron a retirar de un equipo. No de cualquiera: del Juan Aurich, campeón del fútbol peruano. Como ya le pasó en México.
QUÉ PENA
La mañana del domingo, el volante llegó con lentes oscuros al entrenamiento y con signos de haber bebido la noche y madrugada previas. Se intentó cambiar, pero fue en vano. La mala noche le pasaba factura.
A la par se apareció el presidente del “Ciclón”, Edwin Oviedo. Traía información de que el jugador había tenido una “juerga” en su departamento, detalles proporcionados por un “servicio de inteligencia” que lo seguía desde el año pasado. El titular le comunicó esto al técnico Diego Umaña, quien explotó.
El DT envió al cuerpo médico a realizarle una prueba y así tener evidencias. Confirmado el diagnóstico, el colombiano le mandó a decir con un colaborador: “Hasta acá nomás, vaya a su casa. No habrá una oportunidad más”. El mandamás norteño le ha dado diez días para que encuentre club, porque en el Aurich le sacaron la roja. No va más
Trome
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